El Ligamento Cruzado Anterior (LCA) da estabilidad a la rodilla, se encarga de evitar el desplazamiento anterior de la tibia sobre el fémur y su rotura provoca fallos en la rodilla. En las roturas completas del LCA y en pacientes jóvenes o pacientes activos, hoy día no hay ninguna duda de que deben ser intervenidos quirúrgicamente.
Nosotros preferimos para la sustitución del LCA, una plastia con un autoinjerto, del propio paciente, con los tendones de la pata de ganso (isquiotibiales): semitendinoso y recto interno cuádruple con una fuerza el doble que el LCA normal y con una menor morbilidad (menos daño) en la zona de extracción de los tendones. La fijación que utilizamos en la actualidad es la de clavo biotransfix o biocrospin en fémur y tornillo bioreabsorbible en tibia.
En caso de tratarse de una segunda intervención quirúrgica por rotura de una plastia, preferimos utilizar un aloinjerto (donante) generalmente de Tendón de Aquiles liofilizado.
Técnica Quirúrgica.
Tras la comprobación con la exploración bajo anestesia de la laxitud de la rodilla y la colocación del campo estéril, comenzamos con una incisión en la cara interna de la tibia, localizando los tendones semitendinoso y recto interno y procedemos a su extracción.
Procedemos a la preaparición de la plastia para adecuarla al paso por los túneles óseos, medimos el tamaño y damos la forma mas parecida al LCA original.
Realizamos la cirugía artroscópica, confirmando la rotura del LCA y si hay alguna lesión asociada prodecemos a repararla. Posteriormente realizamos la preparación de la zona donde colocaremos la plastia dentro de la rodilla.
Procedemos a realizar los túneles óseos con guías intrarticulares, eligiendo los puntos de anclaje de los túneles de forma que se reproduzca la anatomía funcional del LCA.
Empezamos con el túnel tibial con la guía intrarticular en la cara anterointerna de la tibia para salir primero con una aguja y luego con una broca del tamaño de la plastia en la inserción tibial del LCA original, debemos evitar que nos quede muy anterior (choca con techo) o muy posterior (vertical) que podría limitar la extensión de la rodilla.
Posteriormente realizamos el túnel femoral, partiendo desde el túnel tibial buscando el punto más anatómico, a unos 7 mm del reborde posterior, debiendo estar situado como a la 1 o a las 11 horas del reloj,según la rodilla sea derecha o izquierda.
Una vez hechos los túneles óseos se realiza el paso de la plastia y la fijación de la misma a nivel femoral colocando un clavo transversal biotransfix o biocrospin perpendicular por debajo del injerto y de donde se suspende la plastia (tenosuspensión) y un tornillo bioreabsorbible para la fijación tibial.
Comprobamos la buena colocación (isometría) y la tensión de la plastia y procedemos a al cierre de las heridas cutáneas, dejamos unos drenajes en las heridas y ponemos un vendaje compresivo con una inmovilización con la rodilla en extensión que mantenemos uno 8-10 días.
Desde el principio puede apoyar con carga parcial ayudado de bastones y se inicia la rehabilitación tras retirar inmovilización. A los dos o tres meses se hace vida normal y hasta los seis meses se debe proteger la plastia y evitar deportes.