El Ligamento Cruzado anterior (LCA) da estabilidad a la rodilla, se encarga de evitar el desplazamiento anterior de la tibia sobre el fémur y su rotura provoca fallos en la rodilla y que provoque un cierto grado de inseguridad sobre todo para realizar actividades de esfuerzo o deportivas.
El mecanismo por el cual se rompe el LCA suele ser cuando la rodilla sufre un mecanismo de giro y valgo forzado con rotación, otras veces es por hiperextensión de la rodilla o al caer de un salto.
Se puede producir una rotura parcial o total del LCA.
En cuanto a la sintomatología, si la rotura es completa y aguda producirá gran dolor en el momento de producirse, a veces notan un crujido y siempre aparece una inflamación inmediata en la rodilla con derrame importante, que si se punciona normalmente es derrame de sangre. Si es una lesión crónica el paciente refiere fallos e inseguridad de la rodilla (inestabilidad).
Las roturas completas del LCA y en pacientes jóvenes o pacientes activos, hoy día no hay ninguna duda de que deben ser intervenidos quirúrgicamente, ya que una rodilla con “holgura” puede producir a corto plazo lesiones de los meniscos y de los cartílagos e incluso provocar a medio plazo lesiones artrosicas.
Diagnóstico:
La rotura del LCA se debe confirmar con una Exploración Clínica realizando las maniobras que ponen de manifiesto su rotura y se debe de confirmar con pruebas complementarias, siendo la mas útil la Resonancia Magnética, que además de confirmar la rotura del LCA, nos informa de las lesiones asociadas que pudieran tener (lesiones de los meniscos y del cartílago), útil para la programación y estrategia quirúrgica.
La intervención quirúrgica consiste en realizar una sustitución del ligamento cruzado anterior mediante una plastia de sustitución.
El injerto o plastia (estructuras para el nuevo ligamento) ideal para la reconstrucción del LCA debe ser capaz de reproducir la compleja anatomía de este ligamento, tener la misma o más “fuerza” (tensión) que el LCA original, permitir una fijación segura y fuerte con una incorporación rápida en los túneles y que sea duradera en el tiempo.
Los tejidos de sustitución mas ampliamente utilizados son: los autoinjertos del propio paciente y los aloinjertos de un donante.
Dentro de los autoinjertos los mas utilizados son las plastias con tendón rotuliano (HTH) mas utilizado en los años ochenta y noventa, en la actualidad los injertos de tendones isquiotibiales de la pata de ganso, semitendinoso y recto interno cuádruple con una resistencia casi el doble que el LCA original,dan unos muy buenos resultados por una baja morbilidad (poco daño) en la zona de extracción y las incisiones en principio más pequeñas, así como la mejora en los sistemas de fijación que hacen que sea mas fuerte y permitan una rehabilitación mas temprana.
Dentro de los autoinjertos los mas utilizados son los de Tendón de Aquiles liofilizados y también los tendones semitendinoso y tendón rotuliano crioconservados (congelados).
En cuanto a colocación de la plastia del LCA debemos elegir muy bien los puntos de anclaje de los túneles y debemos aproximarnos a reproducir la anatomía funcional del LCA original. Los túneles los realizamos con guías intrarticulares.
Existen muchos sistemas de fijación de las plastias en los túneles óseos, según la técnica y la plastia utilizada: tornillos metálicos o biointerferencilaes, sistema Endo-Button y hoy los sistemas mas utilizados son mediante la suspensión de la plastia con un clavo cruzado bioreabsorbible a nivel femoral (bio-transfix o bio-crospin) colocándolo perpendicular al implante por debajo del injerto y en el túnel tibial con tornillos bioreabsorbibles.
El injerto se tiene que integrar dentro del túnel ose y esto puede tardar hasta 12 semanas y además debemos proteger el injerto al menos seis meses para permitir su maduración.